sábado, 31 de marzo de 2012

Chiloé, 8 al 12 de Marzo de 2012




Continuamos nuestro viaje hacia el Sur, y despúes de pasar por Puerto Montt, Cruzamos a la isla de Chiloé, último reducto español en Chile. Nuestra primera parada es en Ancud, la ciudad más al norte de la isla, donde mas en casa nos sentimos, gracias a Mirta (más adelante tendreis el gusto de conocerla) y desde donde nos escapamos a recorrer el resto de Chiloé.

La primera escapada, (con mapa secreto), es a la península de Lacuy. Desde Quetalmahue, disfrutramos de una solitaria caminata hasta las playas salvajes Rosaura y Mar Brava. Lugares donde no ves a absolutamente ni una persona, vamos,un lugar para pensar. Solo nosotras y unas cuantas vacas disfrutando del paisaje.

Playa Rosaura





Si se taparon con esto Eva y Adán, no fué pecado seguro...


Playa Mar Brava, y damos fé de que era brava de verdad.







Con mucha suerte, ya  que el clima estaba de nuestra parte, dimos un agradable paseo por el pueblo de Ancud, un lugar muy tranquilo, lleno de casas de madera de mil colores y con unas vistas, unas vez más, dignas de contemplar.




Fuerte de San Antonio, desde donde los Españoles perdimos ( aunque nunca fue nuestro) este último trozo de tierra chilena.







Y cómo no, lo que atrae a todo el mundo a visitar este lugar... PINGüINOS!!!!

Desde la playa de Puñihuil, navegamos para recorrer los islotes a donde llegan cada año durante el verano miles de pingüinos a la puesta de los huevos. Unico lugar donde conviven pingüinos Humboldt y Magallánicos, ya que es la confluencia de las dos corrientes marinas con ese nombre.

¡¡Que bonicos los pingüinicos!!






                                              y...de repente dos pingüinas, ¡¡ Ay que bonicas!!



Desde lo más alto, no hace falta decir lo impresionante que es el paisaje, nuestros pulmones respirando azul clarito.





No nos dejamos ni una parte de la isla por visitar, Dalcahue con su artesanía textil, con sus tejidos de lana increiblemente bonitos (vaya represion, no compramos nada ,era todo tan precioso que nos aturullamos).






La ruta de las iglesias, todas construídas en madera, Chonchi, Achao, isla de Lemuy, Curaco de Vélez, donde saboreamos unas típicas y exquisitas empanadas mirando al mar.







Y Castro, la ciudad "más importante" pero no por ello la más bonita, al contrario, nos parecío un lugar de paso, pero hasta donde había que llegar para ver los Palafitos, curiosa y típica construcción encima del mar.

No podíamos marcharnos sin probar la comida más típica de Chiloé, el Curanto, una mezcla un tanto heavy de cerdo ahumado, pollo asado, longaniza, milkaos (una masa de patata), mejillones y almejas gigantes con bien de caldo concentrado que luego te has de beber, y después de esto, falleces.


 Y que gente tan maravlllosa nos vamos encontrando en el camino, Rolando, Nico, Julio y Jessi, que pena despedirse, ¡¡ojalá nos volvamos a ver!!



Y de despedida os presentamos a Mirta, la anfitriona del hostal y la mujer más intensa que nadie pueda conocer en los días de su vida. Nos trató como a hijas y nos desveló los secretos para disfrutar al máximo de la isla. Si hay que hacer una recomendación, apuntad: Hospedaje Austral, en Ancud.





Nos contamos...

jueves, 8 de marzo de 2012

Lota, 2 - 7 de Marzo de 2012

 Y de repente aparece el chino por la esquina de la calle...
¡¡Ya estamos en Lota!! ¡Una ciudad SORPRENDENTE! Un lugar muy distinto pero semejante a nuestra villa de Andorra, por sus minas de carbón.
Con una costa preciosa y unos rincones para perderse espectaculares, aunque llegamos en un dia gris, enseguida el lorenzo nos dió tregua para poder disfrutar de la tierra de nuestro topomapuche.





Tregua ( la morica chilena), hija adoptiva del chini.

Vistas de Lota desde la playa de la ballenita.




 En la casa nos recibía Isidoro (bautizado a nuestra llegada), como buen jefe y anfitrión.




 Y por supuesto cocinamos una tortilla de patatas, y en horno de leña!! ¡Espectacular!






Rica comida también de la Cata!!




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Tregua con Negro, un perro majísimo que vivía en la calle pero nos acompañaba allá donde estábamos

Tremendas vistas desde casa...
 Y para llegar, pasamos por las vías del tren, donde los vecinos tienden la luga, un alga que secan al sol y después venden para la fabricación de plástico.



 Al rico helado lotino!




Paseamos por el viejo muelle, situado en una playa preciosa, rodeado de ruinas de lo que fue la Lota rica y próspera, antes del desafortunado cierre de sus minas.





También nos queda tiempo para compartir y pegarnos unos bailes rodeados de buena gente. Un carrete en toda regla, con celebraciones varias, subidas al escenario, almuerzo y tertulia mañanera.






¡Desayunamos cada día con un riquísimo pan tostado a fuego!




 Los quehaceres diarios...





Compras en la feria...




Subimos al morro, un cerro desde donde gozamos de esta vista tan hermosa.





Noche de arte e inspiración, buen rollo y muy buena compañía...









Y para despedida, Lota nos regalo otro paraje donde exprimir al máximo tan buena compañía y disfrutar de ricos manjares del lugar... mmmmmmmm sierra ahumada!!












Con mucha pena nos despedimos de Rocu, su gente, que ya es nuestra gente, y de Lota, una joya escondida en un rincón del gran Chile.
Nos contamos...